Consejos para relacionarse con estudiantes y otros individuos irrespetuosos
Todos los maestros y líderes se han confrontado con la difícil situación de lidiar relaciones con sujetos groseros y que desconocen toda clase de autoridad, límite o indicación de actividades.
Estos problemas pueden concentrarse a veces en la interacción con individuos específicos o estar contextualizada en grupos más amplios.
Lo más importante es entender que la solución no debe esperar a que el otro cambie, y que en todo caso en los conflictos cada una de las partes es desde el fondo responsable de aportar y hacerse cargo.
¿Cómo puede usted aportar para hacer mejor su experiencia en el aula, con los grupos que lidera?
Hay estudiantes que se muestran efectivamente molestos, tanto para el profesor como para los demás compañeros. Pueden catalogarse como agresivos, groseros, disruptivos, inquietos, distraídos.
Tomemos por ejemplo la situación del uso masivo de dispositivos electrónicos como el celular para chatear, grabar, tomar fotos. Hay otros que insisten en conversaciones verbales, comentarios sin sentido, o gestos que interrumpen las clases y reuniones de trabajo.
En algunos momentos hay incluso juegos o interacciones fuera de lugar que son reforzados o premiados por los mismos compañeros.
Cuando se los confronta o se intenta que den cuenta de sus actos, estos personajes se vuelven irrespetuosos, dan argumentos y se quejan, pudiendo incluso mentir y negar, intentando retractarse superficialmente de lo dicho o hecho.
El maestro o jefe resulta al final desesperado, sin respuestas o herramientas para actuar apropiadamente.
Lo peor es que este ambiente genera alta tensión física y mental, situación que termina en muchos casos en síndromes graves de estrés y agotamiento, cuadro que se denomina “burnout” y que requiere atención profesional inmediata para evitar crisis, deserciones, síntomas diversos (físicos, mentales, espirituales), fallas en la vida laboral y personal.
¿Cómo actuar entonces?
¿Qué consejos preliminares es posible dar?
Si bien cada individuo es un caso diferente, una persona con una historia particular, no conviene en el manejo grupal aislar dicho manejo extrayendo al estudiante como si fuera una partícula extraña al conjunto.
Esto refuerza conductas inadecuadas, incrementando enfrentamientos, envidias y mal humor. Los estudiantes resultan al final “etiquetados” como los “difíciles” o problemáticos, lo cual se convierte en una especie de “profecía de autocumplimiento”.
Así, cada estudiante que siente ocupar el lugar de lo insoportable en un grupo, se identifica a este rol y lo actúa perfectamente.
Se repite en su mente, desde lo inconsciente una expresión: «soy el insoportable, actúa en consecuencia».
Lo primero que debe entender el maestro o líder es que si existe más de un caso difícil de manejar, se debe en el fondo a que se ha perdido el control del grupo. Incluso hay ocasiones en que el profesor no ha logrado, desde el comienzo, representar una figura de conductor o autoridad.
Ante esta situación se debe intervenir inmediatamente con el fin de resolver antes de que se agrave el conflicto. Cabe anotar que los fenómenos de grupo y masa suelen reproducirse de maneras impresionantes, especialmente los negativos.
La única manera de solventar el asunto será desde su inicio: se deben definir fronteras y límites claros y no negociables de comportamiento para todos los estudiantes o subalternos. De esta manera se logra contener procesos y actividades que se dan al interior del conjunto de individuos.
Esto garantiza la libertad de cada maestro o jefe para ejecutar sus funciones, sabiendo que en todo caso sus conductas han de estar ubicadas dentro de tramas legales (de autoridad) y no autoritarias.
Usted debe crear un plan de manejo sensato y lógico que cubra cualquier posible comportamiento errado. Practíquelo e interiorícelo, de tal manera que se disminuyan posibilidades de malos entendidos o excusas que eviten seguirlo.
Luego deberá defenderlo “contra todo viento y marea”.
Para ver resultados es seguro que deberá tener paciencia, ser firme y constante. Tenga en cuenta que hay ocasiones en que puede haber incluso retrocesos por efecto de diversas situaciones y variables.
Sin embargo, si usted logra al final hacer valer el derecho de cada persona a aprender y desarrollar su potencial en un contexto agradable, teniendo en cuenta que han de asumirse roles de manera responsable y consciente, podrá causar y fomentar deseos y conductas del grupo en general.
Los primeros en responder serán seguro los más juiciosos y aplicados. Notará que hay mejor ánimo y mayor contacto cara a cara en las comunicaciones. Cada individuo irá manifestando mayor aprecio y estará más entusiasmado por las alternativas recibidas. El “contagio” de esta buena actitud será paulatinamente evidente.
Se gana calma, respeto, alegría, clima para el trabajo verdadero, entendimiento entre los actores de la situación, integración y mayor identificación entre los miembros del grupo.
Al valorarse el seguimiento de reglas, instrucciones y la participación, los estudiantes problemáticos entienden que ésta resulta ser una mejor opción que la “rebelión sin causa”. Por tanto la tendencia es a abandonar comportamientos inadecuados para inscribirse en la nueva modalidad de actitud.
El grupo debe estar abierto a abrir a cada uno oportunidades iguales, renovando formas de ver y apreciar a los demás. Ha de propiciarse entonces una suerte de “nuevo amanecer” para el grupo: transformación y renacimiento que refresca y da esperanza.
En cualquier momento solicite apoyo para el grupo o para usted. Los procesos tomar tiempo, pero dan resultados siempre que se dirijan los esfuerzos hacia metas convenientes y con intervenciones adecuadas a cada caso.
- 15 noviembre, 2018
- publicado por: Astrid Álvarez de la Roche
- Categoría: Sin categoría
