Curas, Curaciones y Felicidades
Existen muchos y variados tratamientos para los malestares del cuerpo, alma, espíritu.
Sin embargo, y a pesar de poder encontrarlos a la vuelta de la esquina, ellos no suelen brindar siempre la solución efectiva a los problemas humanos.
Muchos incluso pueden provocar más desventajas que bienestar.
Sin receta médica, o aún con ella, habiendo pasado por estudios de calidad y teniendo patentes de certificaciones que avalan su validez científica, o avales entregados por colegios e instituciones de profesionales, éstas prácticas y sustancias fallan en su capacidad para garantizar absoluta felicidad o satisfacción de anhelos vitales.
La garantía de un estado de plenitud por efecto del consumo resulta en todo caso mentirosa.
¿Vale la pena la vida entonces?
¿De qué manera podríamos vivirla de manera digna y feliz, responsable con los demás y cada uno de nosotros?
¿Es posible la alegría, la esperanza, la tranquilidad, la convivencia? ¿Hay posibilidad de júbilo, bienestar, equilibrio, ausencia de tantos padecimientos?
Habría un axioma de partida, una verdad para poner de soporte y columna: cada sujeto es único e irrepetible, una creación en cuna del Otro fundamental, significativo, encarnado por una madre, cuidador, figura ideal y necesariamente idealizada para que sea simbólicamente efectiva.
En este sentido debe haber siempre alguien específico que apoye y garantice el desarrollo pleno de la personalidad, desde los primeros años de vida.
Es la única manera de lograr la supervivencia.
Debe entonces estar presente Alguien, no cualquiera, que reciba, brinde soporte, contenga al “cachorro “ humano.
El lenguaje acuna, da fuerza, la mano es sostenida con palabras.
La energía vital, la pulsión de vida, lleva la luciente energía, el brillo de la letra, de la lengua materna, de la historia, de la ley que por tradición viene vía un padre, que no es el de la pura biología.
Así, familia, sociedad, se apoyan y crecen en redes de códigos que dan bordes, contornos, a lo real.
En este lugar crece, se erige la escena de la realidad, los sueños, paisajes en que nos lo desempeñamos como actores en la cotidianidad, en la calles, trabajos, diariamente.
Entonces, ¿qué hacer ante el dolor, el malestar, la angustia, las inhibiciones, bloqueos, síntomas, quiebres, depresiones, compulsiones, adicciones, tristezas, conductas y afectos erráticos?
Hay médicos, brujos, terapeutas, técnicos en diversas prácticas, intervenciones en el cuerpo con sustancias ingeridas, aplicadas, máquinas y programas, unos más complejos que otros, incluso existen ofertas que incluyen objetos con inteligencia artificial.
¿A cual creer? ¿ A cuál acudir? ¿En dónde invertir el esfuerzo, tiempo, recursos?
Si el hombre es un sujeto particular, así su creencia y apuesta.
La fe merece ponerse en aquello que de acuerdo a la ética, deseo, formación, le permita cada ser humano un sentimiento de plenitud con la certeza de no estar haciéndose daño ni hacer el mal al Otro y sus semejantes.
Este sería el “remedio infalible”.
Encuentre el suyo en pistas que nos da el espíritu, mente y cuerpo.
Solicite ayuda, le damos la mano para encontrar su “fórmula magistral”, #vidaZeroes3
- 22 diciembre, 2018
- publicado por: Astrid Álvarez de la Roche
- Categoría: Sin categoría