El Amor como solución, inmortal y perdurable en medio de mundos líquidos

El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas.

Zygmunt Bauman

La bondad, el bien y la maldad, así como el amor y el odio, hacen parte de la existencia del hombre y en gran modo de la historia de la humanidad. 

 

Sin embargo y por efecto de los diversos cambios en los sistemas socioculturales incluyendo por supuesto el tecnológico, se ha utilizado el concepto de «líquido» para designar una y otra de las emociones,  inclinaciones y tendencias mencionadas. 

 

Así, el «amor líquido» es un concepto creado por el filósofo Zygmunt Bauman para designar el tipo de afecto que se desarrolla en los vínculos durante la posmodernidad: amor fugaz, superficial, volátil, frágil, frío.

 

Esto en medio de vidas cuyos proyectos son pensados a muy corto plazo y para tiempos de muchos movimientos. Para estos sujetos, los días transcurren en tiempos de materias desechables, ausentes de pasado o futuro, con ideas de utilidad permanente y consumo constante (masivo), con relaciones individualista y cada vez más virtuales, alterando el amor al prójimo y el romántico.

 

Cabe aclarar que aunque este panorama amenaza invadir, no todos somos afectados por igual. Son condiciones ciertamente de la vida actual pero nuestra realidad subjetiva, historia,  condiciones personales y familiares,  permiten muchas veces construir alternativas, barreras de contención y protección frente a amenazas y peligros. 

El fenómeno del amor virtual, que amenaza la vida cotidiana, se presenta bajo la forma de conexiones sin compromisos profundos. Allí, cada individuo es libre de suspender, bloquear, de manera unilateral al otro en contextos por ejemplo de redes sociales. Muchas veces esto se hace en nombre de la seguridad, cuando se olvida que ha sido el mismo sujeto quien ha levantado la protección de su privacidad por efecto de ausencia de pudor o búsqueda de popularidad y aceptación. 

 

Acá persisten satisfacciones inmediatas, narcisistas de valores sin raíces, semillas sembradas en terrenos de corazones áridos y faltos de fe.

 

Hoy como nunca son urgentes cambios de posición y perspectiva. El planeta y la humanidad presentan síntomas que llaman, claman por soluciones contundentes, responsables, solidarias.

 

Cuando hay insistencia del amor líquido se presentan falta de interacciones profundas sin que exista la intención clara por construirlas sólidas, ganando el temor al compromiso, en una eterna comparación y competencia con logros y estados ajenos, como si nunca fuera suficiente el esfuerzo.

 

La subjetividad y lo singular entran en crisis, ganando terreno la falta de compromiso, la soledad, el egoísmo y pérdida de colaboración, el sentido de pertenencia. 

 

El consumo masivo en la era actual y el uso del otro como instrumento útil para obtener logros en una economía de mercados, hace florecer alianzas interpersonales frágiles, temporales y quebradizas que ponen en riesgo el compromiso con los demás y el contrato social. 

 

Pareciera entonces que viviéramos en eternos programas de reality en donde se trata de ganar y derrotar al otro, degradando el estatuto de los semejantes, en ausencia de básicos éticos profundos y sin relaciones de igualdad genuina. Entonces se  pasa la vida evitando constantemente ser objeto de desecho, como sí se espera para los demás. 

 

En todo caso, siempre serán mejores esos amores con pausa, poesía, sueños; amores que como planta sembrada y cuidada con esmero y cariño, crecen y dan fruto, porque su raíz se instala en tierra fértil y plena de esperanza.

 

Este amor comprometido, experimentado en tiempos y espacios complejos no lineales o autómatas, es  posible aunque el viento intentara soplar en contra.

 

Si la vela del barco se ubica bien, el viaje es posible, llegamos a puerto y encontramos tierra firme. 

 

Afortunadamente la capacidad de enlazar al otro a partir de ese afecto emotivo y cariñoso que no busca el uso o la pura utilidad en  la relación es terca, no desaparece.

 

Sin duda,  el principal camino para encontrar alternativas válidas es un amor genuino en el que se aprecian las diferentes caras y perspectivas de cada ser sin exigir perfeccionismo o falsos equilibrios que ni siquiera vemos en objetos o animales. Un lazo afectivo que vincule sin pretender rentabilidad material, en esperanza de novedad y entregando sin expectativas de retribución como si fuera modelo económico o estadístico. 

 

Hay diferencias y nadie es igual al otro. Sin embargo conservamos campos compartidos con la convicción de que no hay imposible total en las relaciones y que si existe un vacío es siempre un recurso perfecto para hacerlo causa de lo nuevo, con esperanza, fuente de lo bello a partir de la chispa que cada despertar del sol trae a nuestra vida. 

 

Eso per-dura, es sólido, cálido y elástico, capaz de resistir y sobrevivir aún tormentas o vendavales.

 

Por eso, no importa lo oscuro que parezca: cada ser porta en su intimidad una perla, una joya que en la mayoría de veces espera a ser descubierta y pulida. 

Con esa convicción trabajamos: seguros de saber que fortalecer, afianzar,  construir, relanzar deseos vitales y proyectos de vida es posible. 

 

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Recuerde, cada ser es único.

Usted merece lo mejor.

Estamos para usted y los suyos, no están solos.

 

 

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Fuentes consultadas:

Bauman, Z. (2005), Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Barrios, M (2005) Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos

 https://elcultural.com/Amor-liquido-Acerca-de-la-fragilidad-de-los-vinculos-humanos

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