Formas para relacionarnos desde lo auténtico en la era digital

Escuchar con tiempo sin hacer coro masivo en el zumbido de las comunicaciones del mundo, participando en rituales y acontecimientos con otros,  siendo genuino desde el deseo subjetivo, son tres puntos clave para alcanzar vidas en sociedad.

 

«Ser auténtico significa haberse liberado de pautas de expresión y de conducta preconfiguradas e impuestas desde fuera». 

Byung-Chul Han

Puede sonar extraño aunque sea un hecho: el empuje como obligación a ser auténtico termina eliminando la subjetividad. 

 

En un eterno y obligado imperativo por producirse a sí mismo «único», el individuo se compara constantemente con los demás buscando referencias para producirse diferente. Este juego sin embargo termina produciendo un yo cada vez más idéntico al de los demás porque se realiza en un contexto imaginario y en espejos. 

 

Así, quedan eliminados rasgos específicos y diferenciales en la medida que no se logra construir desde los recursos simbólicos.  

 

Con esa mirada orientada siempre al yo, la autovigilancia aumenta y con ésta el narcisismo y pérdida de la noción de lo social. Todo lo tolerado debe ser exacto a sí mismo… mundo plano y temible…

 

¿Por qué se trabaja tanto en el yo ahora? Éste se ofrece como un producto, bien o mercancía del marketing. Consideremos por ejemplo los procesos de selección organizacionales a los que se debe el candidato ajustar para tener lugar en la institución. 

 

Vale pensar que el amor pasa a jugarse también en esta lógica.  Basta considerar las aplicaciones de citas. Hay oferta y demanda vía virtual. En redes sociales se buscan y encuentran relaciones a partir de perfiles y variables, es igual. 

 

Ante esta trampa encontramos una esperanza: hay una alteridad que conviene conservar y es aquello que en nuestro ser es incomparable, no entra en el juego para ser igual al final.  Es una partícula que nos habita sin ser dicha desde el origen, un trozo único que deviene fondo de deseo y empuje vital, de amor genuino y entrega verdadera.

 

Es eso que como a la perla de mar es un grano de arena… su extraño origen, de donde se produce una joya, el sujeto…

 

Ahora: selfies, soledades, depresiones, pánicos, ausencia de lazos significativos son producto de la concentración de libido, energía psíquica, en el yo. Esto empobrece la relación con el mundo y los objetos, personas, vaciando en gran modo la realidad, como si estuviera efectivamente vacía. 

 

En ese desierto el ser puede incluso llegar a actos de autolesión o de violencia exacerbada.

 

¿Cómo evitar estas tendencias?

 

Ciertamente la elevación de ceremonias y actos sociales que permitan recargar el mundo, hacerlo existir en la mente del sujeto.  Invitar en acto a compartir,  ser solidario,  entregar y ver más allá de los espejos sabiendo que aún hay trozos de realidad siempre por decirse, dibujarse, verse. 

 

Hay mundos internos,  externos, realidad psíquica y otra  socialmente compartida, y aún dimensiones infinitas. 

 

Cabe anotar que en este trabajo las instancias y referentes simbólicos son bases para la construcción de 

proyectos de vida. 

 

Entonces es importante:

 

 

  • Comunicarnos fuera del zumbido del mundo.

 

Es verdad que en medio de tanta información, eventos e incertidumbre, el ser humano busca puntos de apoyo y anclaje con tal de sentirse a salvo y con un mínimo de control. Las noticias suelen ser una referencia que se considera útil. 

Sin embargo, a largo plazo este torrente de informes puede llegar a afectar su salud y bienestar mental: ver demasiada televisión o consumir redes sociales suele ser problemático cuando interfiere con el cumplimiento de roles y responsabilidades.

Por esto, recomendamos:

  • Determinar la información verdaderamente relevante para sus propósitos y confort.
  • Ser selectivo, encuentre algunas fuentes confiables.
  • Recortar el tiempo dedicado a interactuar con las noticias.
  • Eliminar, silenciar y ocultar toda la información de sus redes sociales que le provoque exceso de ansiedad. 
  • Encontrar buenas noticias, compartirlas con otras personas cercanas.

 

 

  • Participar de rituales que ayuden a atravesar etapas y asumir otras.

 

Las ceremonias, desde su significado, se realizan de manera habitual por su valor simbólico y cultural, al modo de una rutina pero de forma especial y particular. En la mayoría de casos, no son acciones cotidianas sino algo que usualmente tiene más valor. 

En épocas de consumismo y pandemias, algunas fechas del calendario, ciertos eventos familiares o de otra índole se han visto afectados. En consecuencia la función de ubicación, la posibilidad de despedir etapas y recibir otras, la felicidad de eventos religiosos o laicos, falta.

Caemos fácilmente en la rutina y prácticas voraces (exageradas) que incluyen conductas de zapeo («zapping»), tiempos de ocio que enferman (leisure sickness o «enfermedad del ocio»). 

Para nuestra esperanza y beneficio sobreviven algunos rituales, tercos, que se niegan a desaparecer. Acá entonces la ilusión optimista de conservar lazos sociales aún en medio de formas perjudiciales de vida.

 

 

  • Ser genuino construyendo un modo de ser aparte de la masa global y aún teniendo relación con ésta es importante. 

 

Alimentar nuestra mente, sentimientos , espíritu, de tal forma que se logre expresar lo particular de cada uno permite fundirse con lo general, invadiendo a otros y dejando que límites y leyes se disuelvan, causando posibles caos y violencias.

Aún la lógica de marketing que rige la sociedad, la idea es vivir teniendo lugar en el Øtro y para los demás sin necesidad de sentir que para ello hay que encajar con modelos preconcebidos e idénticos. 

Esto mata el deseo, causa depresiones, rencores, altera la motivación y la esperanza. 

Aunque el mercado laboral busca empleados de acuerdo a perfiles, conseguir o tener una ocupación exitosa puede depender más de las habilidades y aptitudes propias que de un esfuerzo artificial por empatar a lo igual. 

Los buenos reclutadores sabrán encontrar metodologías en las que se respeten cualidades y variables subjetivas en medio de pruebas y test aplicados. 

En el amor propio, de pareja, familiar, lazos sociales, el éxito en los vínculos radica en la naturaleza y bases de los pactos, las palabras y acciones. 

Se hace mal cuando se exige al otro pensar y opinar igual para ser parte del círculo de relación. Esto al final empobrece el mundo interno de todos, porque se pierde la diferencia y con ella la ganancia de la variedad y tolerancia que aprendemos y que es propia del mundo. Así sostenemos la riqueza de los recursos y sus diferentes valores. 

 

Para resolver impasses cotidianos es necesario entonces estar a la altura de la época,  informado y no saturado, dando lugar a la sorpresa en medio de la sensatez y equilibrio de la salud mental. 

 

Toda subjetividad implica respetar nuestro origen: somos efecto del amor y el anhelo profundo de aquellos que nos pusieron en este planeta.

 

A ellos les debemos la vida y gratitud por lo que nos han legado y lo que hacemos con esto y nuestros recursos. 

 

Lo mejor está por venir. La alegría se da en cada paso, y  es proyecto y esperanza de  futuro. 

 

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Recuerde, cada ser es único.

Usted merece lo mejor.

Estamos para usted y los suyos.

 

 

 

Fuentes consultadas:

Han, B-Ch (2014) En el Enjambre. Barcelona:Herder

Han, B-Ch (2020) La desaparición de los rituales. Barcelona:Herder

Han, B-Ch (Octubre 14 de 2020) El terror de la autenticidad. https://www.bloghemia.com/2020/10/el-terror-de-la-autenticidad-por-byung.html?m=1

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