Guerras y violencias: efectos y soluciones

Los devastadores efectos de la guerra, tanto en los combatientes como en la población civil, aquejan a más habitantes del mundo de lo que muchas veces se cree. En Ucrania y otros países, pasando por Colombia, las consecuencias de enfrentamientos entre diversos grupos, han hecho que nuestra historia esté llena de dolores, sufrimientos y dolencias físicas, mentales, emocionales y espirituales.
El duelo, la pérdida, la destrucción, el vacío, son fenómenos que hemos sufrido y visto en familiares, amigos, compañeros cercanos.
¿Qué hacer con esto?
¿Qué papel cumple cada sujeto en eso que muchas veces lo hace sufrir?
¿Existen soluciones?
Sentir que la vida carece de valor puede traspasar de generación en generación. Los conflictos bélicos implican problemas de ansiedad, insomnio, depresión, trastorno por estrés postraumático, bipolaridad, neurosis yen algunos casos psicosis que se desencadenan.
Una cosa en la guerra vista desde las pantallas, otra cuando se vive en carne propia. Por tanto, no es fácil alcanzar a percir la totalidad de la experiencia desde la distancia.
Hay desplazamientos, sujetos que trabajan tras la escena de combate, otros se han alistado para los ejércitos, otras personas viven en refugios, otros permanecen en las ciudades afectadas intentando sobrevivir en condiciones bastante difíciles, mientras que otros ciudadanos viven en ciudades en «calma» bajo la tensión de ataques posibles o bajo la sombra de tristes noticias.
En todo caso, es claro que las guerras han tenido diversos efectos e impacto en cada uno de nosotros, diferenciando en todo caso, lo que ocurre con los que viven en el lugar más afectado, de los combatientes, los sobrevivientes y los habitantes del mundo geográficamente apartado. Es claro que LOS EFECTOS SON IMPRESIONANTES, AFECTANDO LA SALUD MENTAL GRAVEMENTE.
Los sujetos que están sometidos a altos niveles de estrés, en constante alerta, son los que más sufren síntomas recurrentes y repetitivos.
El miedo y el éxodo han hecho que muchos sujetos busquen refugio en países cercanos, obligados a huir con lo que alcanzan a cargar, sintiendo que sus vidas pende de un hilo. Hay inseguridad, estado de alerta constante, tristeza, sensación de incomprensión, frustración, rabia con alta vulnerabilidad e inestabilidad.
Adicionalmente, se pueden presentar síntomas de duelos no resueltos, con sueños y pesadillas recurrentes, recuerdos que taladran la mente, incluso alucinaciones que alteran el contacto con la realidad y las relaciones sociales. Todo esto implica la necesidad de recibir apoyos que permitan superar traumas para liberar afectos y penssamientos enuqistados que impiden vida y brillo al Deseo y proyecto vital.
Cabe aclarar que el duelo experimentado por los ciudadanos no es solo por pérdida de una personas querida sino también por dejar sus hogares, , proyectos, ilusiones, sueños, pertenencias, familiares, trabajos, etc. Al llegar a un nuevo lugar, muchos se sienten discriminados, sufren sensación de pérdida de identidad o tienen grandes problemas para adaptarse por el idioma o dificultades para encontrar empleo, entre otros.
Muchos de los que consideran enrolarse en el ejército, lo hacen a partir de un sentimiento de pertenencia, de unidad y de desear luchar por una causa común como defender a su país. Pero la participación activa desemboca muchas veces en estrés postraumático o neurosis de guerra. Lo anterior desemboca en pánico, estando asustados, sintiendo deseos de huir o en una falta de capacidad para razonar, dormir, caminar o hablar.
Es claro que ante tales situaciones habrá seguro graves secuelas en su salud mental, estando centrada la población en la supervivencia.
En cuanto a la «mirada de las mil yardas», se trata de («thousand-yard stare»), describe la mirada inerte, perpleja y desenfocada típica de los soldados que han vivido el infierno de la guerra, siendo característico en los trastornos de estrés post-traumático, de pánico, angustia, psicosis, reflejándose también en los rostros de civiles de todas las edades que han sido testigos de crímenes y escenas aterradoras.
Son miradas como sin vida, como si se hubiera extraído el Deseo inconsciente, succionado la pulsión de vida, vacíos y silencios que se ahogan en miedos.
Ahora bien, para recuperarse de situaciones traumáticas, duelos no resueltos, y otros efectos de estas experiencias fuertes y extremas, se sugiere:
°Confiar en los que lo rodean.
°Tomarse el tiempo necesario para recuperarse.
°Encontrar ayuda profesional.
°Dedicarse tiempo.
°Trabajar en la construcción de un sentido para su vida.

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