¿Por qué es tan difícil realizar el duelo por la muerte de un hijo?
La muerte de un hijo es un evento que trastoca profundamente la vida de una persona, configurando un tipo de duelo con características singulares que lo diferencian de lo que se expererimenta en otros tipos de pérdidas, sean muertes, ausencias, partidas u otros similares.
Ahora bien, ¿Por qué es tan singular este proceso? ¿Cuáles son sus características principales, los desafíos que presenta y las estrategias que podrían utilizarse para afrontarlo?
Para comenzar, es importante destacar que no existe en el lenguaje un término que permita designar la situación de muerte de un hijo, como ocurre por ejemplo en el caso del fallecimiento de los padres (que se dice «huérfano») o el cónyuge (viudo). El idioma hebreo nos permite tener una palabra que se usa en estos casos: «shjo«.
En la tradición judía, «shjo» se asocia con la idea de un «infierno» o un «inframundo», pero no es exactamente lo mismo. «Shjol» no es un lugar de castigo eterno, sino más bien un lugar de espera donde las almas de los muertos permanecen hasta el Juicio Final.
¿Cómo se relaciona «shjo» con la muerte de un hijo y cuáles son sus características principales?
– El término hebreo se utiliza para describir el dolor más profundo y la aflicción que se siente por la pérdida de un hijo. Éste se caracteriza por su intensidad y por la sensación de vacío que deja la ausencia del hijo, retoño y producto de un deseo hecho carne, de un encuentro de amor…
– En el idioma hebreo, shjol es la única palabra que existe para referirse a la persona que ha perdido un hijo, lo cual refleja la idea de que este tipo de duelo es tan intenso y único que no se puede expresar con palabras ordinarias.
– El shjol se considera el paradigma del duelo, ya que la pérdida de un hijo es, sin duda, la más dolorosa que puede experimentar una persona.
– La muerte del hijo es un evento que marca un antes y un después en la vida de una persona. El shjol refleja la idea de que esta experiencia transforma a la persona que la vive y la deja con una herida permanente.
– Los sentimientos de culpa son más intensos debido a la ambivalencia natural presente en las relaciones. Los padres pueden sentir que no hicieron lo suficiente por su hijo o que de alguna manera son responsables de su muerte. Por tanto es posible incluso que su papel como madre o padre se transforme o tergiverse en la experiencia, con lo cual incluso la familia entera puede verse bastante afectada.
– La muerte de un hijo puede tener efecto sobre la forma en que el sujeto se percibe a sí mismo. Los roles de padre o madre se ven modificados y pueden surgir sentimientos de vacío y desorientación.
– El dolor puede persistir durante un período extenso y ser difícil de aceptar. La ruptura de la «ley natural» que establece que un hijo entierra a su padre, y no al contrario, puede generar un profundo sentimiento de desolación sin fácil explicación.
Desafíos del duelo por la muerte de un hijo:
– Elaborar el dolor y la tristeza: Permitir la expresión y el entendimiento de las emociones es fundamental para el rpocesamiento del duelo. Sin embargo, esto puede ser difícil debido a la intensidad del dolor y la culpa.
– Mantener la cohesión familiar: La muerte de un hijo puede generar tensiones y conflictos en la familia. Es importante buscar formas de comunicación y apoyo mutuo para afrontar este desafío. De ser necesario se sugiere acudir a terapia con la familia.
– Reconstruir la vida sin el hijo fallecido: Encontrar un nuevo sentido a la vida y redefinir el proyecto familiar son tareas que requieren tiempo, esfuerzo y muchas veces apoyo con espacios terapeúticos.
– Adaptarse a los cambios: La muerte de un hijo implica cambios en la rutina diaria, en las relaciones sociales y en la forma de percibir el mundo. Es necesario adaptarse a estas diferencias para poder seguir adelante.
Ahora bien, es importante también considerar algunas estrategias para afrontar el duelo por la muerte de un hijo:
– Permitir la expresión del dolor y la tristeza:
Evitar esconder las emociones es fundamental para la elaboración del duelo. Llorar, hablar sobre la pérdida y expresar la rabia son reacciones normales y necesarias.
– Compartir la experiencia de la pérdida: Hablar acerca del dolor con amigos, familiares o un profesional puede ser de gran ayuda. Compartir la vivencia con personas que han vivido situaciones similares puede brindar apoyo y comprensión.
– Búsqueda de contacto con otras personas: Existen grupos de apoyo para personas que han perdido a un hijo. Estos grupos pueden ser un espacio para compartir experiencias, recibir consejos y encontrar comprensión, así como construir nuevas relaciones y redes de apoyo.
– Cuidado personal: Es importante mantener una alimentación adecuada, dormir lo suficiente y realizar actividad física. Cuidar de la salud física y mental es fundamental para tener la energía necesaria para afrontar el duelo.
– Paciencia: El duelo es un proceso que requiere tiempo y no existe una fórmula mágica para superarlo. Es importante ser paciente consigo mismo y respetar los propios ritmos.
Para terminar, es importante considerar que la muerte de un hijo es una experiencia devastadora que marca un antes y un después en la vida de una persona. Si bien el dolor y la tristeza son inevitables, existen estrategias que pueden ayudar a afrontar este proceso de duelo y encontrar un nuevo sentido a la vida.
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- 15 abril, 2024
- publicado por: Astrid Álvarez de la Roche
- Categoría: Sin categoría
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