Somos únicos e irrepetibles, por eso inclasificables
“La felicidad es una acto de genuina poesía”
Zeroes3
¿Alguna vez se ha sentido usted mal tratado o nombrado de manera inadecuada?
¿Lo han designado a partir de adjetivos negativos que lo afectan en su amor propio?
¿Alguien lo ha señalado con palabras que le han implicado exclusión y segregación?
Sabemos que nuestro lenguaje es rico y maravilloso. Nos ha permitido crecimientos culturales increíbles, avances en el conocimiento y conquista de nuestro planeta, adquisición de competencias que nos diferencian de otras especies que nos acompañan en esta tierra.
Sin embargo, es con esta misma herramienta simbólica que el ser humano se ocasiona a sí mismo tratamientos desventajosos y negativos, no solo sobre el ámbito físico sino también sobre el plano afectivo. Situaciones de violencias, agresiones, ataques y rupturas son realizadas también usando el lenguaje.
Todo esto para llegar al tema que deseamos proponerles hoy: las etiquetas, clasificaciones y diagnósticos.
Desde su raíz, la sociedad contempla un interior y un exterior, seres que hacen parte de ella y seres que pertenecen a otros grupos y que en consecuencia se presentan como un “exterior” a ellas. En ningún momento ha habido un conjunto sin elementos exteriores, lógicamente es imposible, así como el negro necesita del blanco para ser concebido.
Sin embargo, el problema se hace complejo y rico, cuando introducimos un tercer elemento, aquel que no es ni blanco ni negro, tampoco gris.
Hay en la dimensión humana un aspecto que simplemente no puede ser dicho, por tanto, aunque se traten de perfilar, diseñar, perfeccionar, clasificaciones y etiquetas diagnósticas y de otra índole, nunca podrán definir lo que es cada sujeto, su “verdad”.
¡Gracias al cielo!
Esto hace caer, en consecuencia, cualquier tratamiento o intervención que se apoye en dichas categorías generalizadas, que en el fondo terminan causando mayor segregación y malestar que los mismos síntomas con los que las personas llegan a la consulta.
Cuando alguien acude buscando ayuda para sus “ataques de pánico”, “depresiones”, “hiperactividades”, y toda suerte de síndromes terminados en “exia” o “ing”, no solo es responsabilidad ética del profesional definir y establecer con claridad el cuadro y la situación en cada persona, sino ubicar la raíz y causa del problema particular.
Esto en ningún momento podrá ser abordado desde manuales de clasificación, mucho menos usando herramientas de uso general, masivo.
Por ello la consulta específica, personal, que permita dimensionar cada caso, es irreemplazable.
Escuchar, palpar, especificar, es un acto profesional “artesanal”, en donde la producción en masa cae por sí misma.
En este sentido la sanidad, el equilibrio, vendrían como una obra de arte, causada a pulso, con pincel, y desde finos trazos.
La felicidad es así, un acto de poesía, no una reproducción o fotocopia.
Contáctenos, lo asesoramos en su situación específica.
Porque usted es inclasificable, único e irreproducible, valioso como una piedra preciosa.
Usted puede lograrlo, encuentre apoyo con nosotros.
Fuente de inspiración para el presente texto: https://www.youtube.com/watch?v=2s9ACDMcpjA&t=28s
- 3 octubre, 2018
- publicado por: Astrid Álvarez de la Roche
- Categoría: Sin categoría